De la piel no le demos tantas vueltas,
Y hasta el corazón se rinde alguna vez,
Si, sin querer demasiada timidez,
Cuando queman las miradas,
Y se enreda en el infierno y el edén,
Sufrir de amor y morir de deseo,
Buscando tu sombra y la mía,
Deshojando margaritas de papel,
La vida paso en cualquier tren,
Mientras sabe amargo cada amanecer